Los gatos son una gran compañía tanto para los adultos como para los niños.
Sabemos que un alto porcentaje de personas comparte con sus gatos confidencias que no compartiría con nadie más… y lo mismo les pasa a los niños.
Además, en estos se pueden desarrollar también cualidades como la empatía y el sentido de la responsabilidad. ¡Incluso hay estudios en los que se refleja que hay una menor incidencia de alergias en niños que han crecido con un gato!
Lo que es muy importante para una convivencia feliz y poder beneficiarse de la compañía mutua, es enseñar a los niños la forma correcta de relacionarse con sus amigos felinos.
Para mantener una convivencia segura, es importante reconocer qué nos está diciendo con sus gestos y su comportamiento.
Con los niños podemos reflexionar sobre estos puntos, comparándolo con sus propios sentimientos y comportamientos:
Comprender los pequeños cambios con los que nos va avisando de que no le gusta lo que sucede, nos ayudará mucho a prevenir problemas en las interacciones.
Las imágenes valen a veces más que mil palabras. Vamos a buscar los esquemas con los que los especialistas nos enseñan a diferenciar las emociones y el dolor en nuestros gatos fijándonos en su cara y en su postura.
No siempre se reacciona igual a los estímulos que encontramos frente a nosotros, ni siempre estamos de humor para jugar o para interactuar… pues nuestros amigos felinos tampoco.
Respetar estos momentos de mayor sensibilidad nos hará más comprensivos y mucho más respetuosos.
Respetar el momento de la comida, el momento de ir a la bandeja de arena y cuando está en ella, no molestar mientras está dormido o cuando nos damos cuenta de que se ha ido a “desconectar”, bien debajo de una cama o encima de una estantería… bien lejos de nosotros… es fundamental para una buena convivencia.
El gato necesita descansar y disfrutar de la soledad. Así que reservaremos un lugar al que solo pueda acceder él. Será su santuario y cuando esté allí, nadie podrá molestarle.
Repasar donde están colocadas las bandejas de arena, los lugares de descanso y los boles de comida, puede ahorrar muchos problemas. Hay veces que preferirán no ir a su bandeja de arena y buscar un lugar alternativo por no tener que atravesar una zona en la que ahora haya mucho ruido o mucha gente, o tenga que pasar por delante de los niños jugando…
Dependiendo de la edad de los niños, la bandeja de arena o el bol de comida lleno de bolitas o los boles de agua… pueden ser muy interesantes y divertidos para ellos. Tendremos que colocarlos estratégicamente para que los niños no los alcancen o reservar unos momentos en los que el gato pueda comer tranquilo, sabiendo que el niño estará en otro sitio.
Descubre los “Consejos para tener a un gato feliz”.
Como dedicaremos más tiempo a observar a nuestros amigos felinos, podremos detectar antes sus comportamientos y sus signos de estrés.
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¡Y tener en cuenta que es importante supervisar las interacciones entre los gatos y los niños!
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